Al comenzar un tratamiento psicológico con niñ@s, nos encontramos inicialmente con un conjunto de síntomas, como pueden ser por ejemplo los miedos infantiles, rituales, conductas disruptivas… que constituyen el motivo por el que se formula la demanda inicial de ayuda. Cabe decir, sin embargo, que estos síntomas no son el problema del niño, sino sólo la expresión que éste no vive en una situación de equilibrio interno.
Para que el niño pueda retomar su homeostasis y garantizar su desarrollo armónico, aunque en una primera fase de estabilización aplicaremos técnicas que hagan los síntomas menos disruptivos, será necesario tarde o temprano abordar las situaciones que han provocado esta sintomatología. En última instancia, y en el marco de una intervención basada en la Teoría del Apego de John Bowlby, la mayoría de los síntomas que presenta un niño, sino todos, tienen como base los elementos inseguros en su estilo de apego, por lo que vamos a trabajar para crear una base más segura en el niño.
Los fundamentos de una base segura en la infancia tienen lugar en el marco de la relación con las figuras protectoras más relevantes, en la mayoría de los casos la madre y el padre, y se caracterizan precisamente para aportar seguridad al niño, tanto en la exploración del mundo, como en la percepción de uno mismo. La base segura o insegura se desarrolla en los primeros años de vida, si bien ésta no necesariamente se mantiene inalterada a lo largo de la vida. La mayor parte de la sintomatología y los trastornos psicopatológicos asociados a estilos de apego o modelos operativos internos inseguros. En el marco de una intervención psicoterapéutica se pueden introducir elementos que potencien la creación de una base segura allí donde inicialmente había una de tipo insegura, consiguiendo, por tanto, no sólo una disminución de los síntomas, sino también prevenir la posible aparición de trastornos psicopatológicos, y facilitando el desarrollo y la resiliencia del niño.
En este sentido, de acuerdo con la Teoría del Vínculo Afectivo de John Bowlby, el apego seguro tiene como base (1) sentirse apoyado en la exploración del mundo por parte de las figuras de apego madre y / o padre, de forma que el niño percibe el mundo como no peligroso. Un estilo angustiado de los padres incide en la presencia de elementos de apego ansioso.
Además, (2) el niño debe poder sentir que la figura de apego madre y / o padre se mantiene cercana en esta exploración.
Finalmente, (3) el niño debe poder sentir que es aceptado por las figuras de apego. El rechazo por parte de las figuras protectoras padre / madre incide en la presencia de elementos de apego evitativo.
Por todo lo anterior, es importante tratar el vínculo del niño con sus figuras protectoras madre y padre en el marco de la intervención, dado que, en caso de no ir a la raíz de la problemática, es decir, la ausencia de una base segura, se pueden volver a presentar síntomas o desarrollarse trastornos psicopatológicos más tarde.
Así, a la hora de plantear un tratamiento psicológico con un niño, considero fundamental abordar su vínculo con cada uno de sus padres. Me gusta clarificar siempre que ello no conlleva en absoluto culpabilizar a los padres por los síntomas de sus hijos, los padres hacen lo que pueden, y a nadie le han enseñado a ser madre o padre. En este sentido, las sesiones de seguimiento con los padres, y aquellas conjuntas con los padres y l@s hijo@s, constituyen más bien una oportunidad para ayudar a mejorar su vínculo con sus hijos, y aportar elementos de seguridad en éste. De este modo, en caso de que el niño haya desarrollado un estilo de apego o modelo operativo inseguro en los primeros años de vida, que es la causa última de la mayor parte de la sintomatología disruptiva, le ayudaremos a que pueda introducir elementos de seguridad en su relación con el entorno y consigo mismo.
Claro, hay que matizar lo que acabamos de señalar en el caso de niños que presentan trastornos con una base orgánica, si bien los avances en el marco de la epigenética señalan que los factores ambientales son cruciales en el desarrollo de los trastornos psicopatológicos.
Referencias Bibliográficas:
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